El carácter de Salvatore, alias Bruno, siempre nos deleita, puede asustarnos un poco, eso sí, quizás porque nos reconozcamos en muchos de sus comportamientos por muy primarios que a primera vista parezcan. Por ejemplo: su rencor infinito a sus enemigos, su fundamentalismo en lo que debe ser, su orgullo indomable, pero hay algo que nos hace admirarle y quererle: su profundísima humanidad. El calor de su pasión nos lo hace cercano aunque lo sintamos equívoco; la ingenuidad de sus planteamientos, su pudor excesivo, su candidez lo vuelve entrañable y sobre todo su enorme capacidad de amar. Y, sorprendentemente, la vida le ofrece, en este su final, la posibilidad, la grandiosa posibilidad de poder volcar ese potencial, de derramar, de desbordar su amor hacia un ser indefenso que empieza a vivir. ¿Qué más puede pedir Salvatore -Bruno- que tener a su lado un ser indefenso ? Allí está él, ocupando espacios que quizás no le corresponde pero luchando a brazo partido por defender lo que ama. ¿No lo hizo contra los nazis? Pues, ¡¿cómo no lo va a hacer por su nieto?!. De esa lucha entre sus convicciones de un hombre de campo en el mundo trepidante de la ciudad nace en él y en nosotros esa sonrisa, igual que la de la escultura de aquellos esposos del museo romano de Villa Giulia pero mucho, mucho más cercana.
Lugar: Teatro Olympia Valencia
Fecha: Del 6 al 10 de Junio de 2012
Precio: 15-26€
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